jueves, 5 de febrero de 2009

Margarita siempre atenta....

Margarita siempre atenta,
Cuelga y cuelga toallas en la mesa.
Camina por el corredor sin pisar ni una sola basura;
Se escurre en el sofá y con movimientos raros afloja
las cobijas y se da a dormir.

Margarita siempre atenta,
Despierta un poco espantada,
la pinta de su sueño erótico no termino en orgasmo.
Las palabras de su amor fantástico fueron más bien escasas
y las rosas del mantel se marchitaron más bien de risa.

Margarita siempre atenta,
Se toma por los cabellos y los sujeta
con un hilo de cola de caballo.
Su cintura como cuerpo de guitarra;
ha sido tocada por siglos y siglos incesantemente.
Su matriz cansada, no es capaz de alzar un retoño.


Margarita siempre atenta.
No se baña ni se viste; prefiere oler a perro y ser vista
como un espanto harapiento y asqueroso.
Sus uñas como de gata, y sus pieles como un tizón.
Refriega sus zapatitos de gamuza fina y consiente
dulces tonadas con palabras a medio hablar.

Margarita siempre atenta,
Margarita está cansada de ensuciar su vida
con el trapito de limpiar gamuza.

Margarita está cansada, de correr con las uñas sucias,
de llorar con mugre en sus ojos, de sonreírle a unos
dientes escasos y oscuros.

Margarita quiere musa,
Margarita quiere vino,
Margarita quiere pan…

Margarita siempre atenta…
Muere y muere sin alientos, sus miserias son testigo
de tan magno acontecimiento; y las lágrimas salientes,
de sangre azul se sienten.

Margarita siempre atenta, la princesa de los pobres...



Elisaúl Ramírez Obando

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