domingo, 18 de enero de 2009

Soneto con sabor a tí



Quiero sembrar lamentos en las raíces de los astros; para que de sus ramas florezcan esperanzas con sabor a nuez. Cubrir el agua con un manto tejido en plomo y tabaco, para crecer en el fondo de un oasis y limpiar sonrisas fingidas y de vergüenza.

Si acabas de nacer, debes estar desnudo, tal vez de aliento y sencillez; observando el ocaso que toma significados de demencia y desespero. Todos en la esfera de cristal son un poco tristes, sus amadas Afroditas han sido de escasas palabras y las encuentran lejanas; una vida ha acabado, y sus fieles frutos la lloran sin consuelo, cansados de rezar en vano, porque su fuente de vida no volverá a corregir sus vidas.

Hoy vivo enamorado de un soñador e inquieto ángel caído, que se esconde tras homenajes de recuerdo y princesas occidentales, un poco ambiguas. Los vivos son el motivo del sufrimiento, pero mi esperanza toma formas rusticas y esquivas que muerden los cabellos cenizos de las condenas.

Me hace feliz la sabiduría de mis letras, apostándole a los miles de oleos y agapantos; que corren sin aliento por bocas de carne amarga.

Eres mi aliento bisiesto; la pizca de encanto a una mañana pálida; el hilo que teje mis emociones, y el aroma a tabaco y piel que mi olfato abraza….

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